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El Prat no es un pipi-can

Maig 2025

Un concejal debe atender todo lo que sucede en su ciudad, especialmen-te cuando se convierte en un problema cotidiano, aunque no sea un gran debate político, presupuestario o identitario.

Cada vez más pratenses tienen la fortuna de compartir su vida con ani-males de compañía, pero este aumento no puede transformarse en una molestia, sobre todo cuando llega el calor. La mayoría de propietarios ya se ha concienciado y recoge los excrementos de sus mascotas. Sin embar-go, no ocurre lo mismo con las micciones. Es habitual ver cómo se utiliza el mobiliario urbano o incluso los portales como urinarios caninos.

Solo hay que pasear por las calles de El Prat para ver cómo crece el nú-mero de vecinos que colocan carteles en sus puertas advirtiendo que no son un pipi-can. También hay quien lanza agua para mitigar los efectos, pero son una minoría.

Desde el Ayuntamiento debemos concienciar, motivar y, si no hay cam-bios, sancionar. No es razonable que en un año no se imponga ni una sola multa por este motivo.

Propondré que se hagan campañas informativas con agentes cívicos para educar a los propietarios, y si no hay mejoras, campañas con agentes de policía para sancionar los comportamientos incívicos. Cuidar el espacio público es una responsabilidad compartida.


Miguel Ángel Ochoa Oliva

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