Entrevista de Manuel Dobaño a José Saramago

diumenge, 20 juny, 2010 - 13:34

José Saramago: “El hombre es el único animal que tortura a sus semejantes”

MANUEL DOBAÑO

En esta época del año, en la que el consumismo y el despilfarro de los países ricos alcanzan cotas de verdadero escándalo, una vez más, se ha alzado la voz crítica de José Saramago para despertar conciencias dormidas y recordarnos que las cosas no marchan demasiado bien para la mayoría de moradores de este planeta. En su demoledor diagnóstico, el escritor nos muestra su proverbial escepticismo, a través de un discurso lúcido y comprometido con los más desfavorecidos. También en el plano político y, más estrictamente, en el cultural, Saramago nos ha trasladado su particular punto de vista.  

El pasado 12 de diciembre, se presentó en Barcelona el libro, Un diálogo ibérico, en el marco europeo y mundial (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores), un evento cultural de lujo que logró reunir a Pasqual Maragall, Jordi Pujol y José Saramago, quienes conversaron con los autores del libro, Mario Soares y Federico Mayor Zaragoza. Onada de Cultures aprovechó la ocasión para entrevistar al Premio Nóbel portugués, gracias a los buenos oficios de Cristina Gelonch, responsable del centro cultural del Círculo de Lectores.

A propósito, Sr. Saramago, ¿cómo contempla las relaciones ibéricas, en el actual marco europeo y mundial?
Yo no sé si tengo la respuesta, porque en el marco europeo y en el mundial,  yo no creo que haya grandes cambios en relación con el pasado reciente. En primer lugar, hay que plantear una cuestión previa, que es la crisis de Europa, concepto que no está definido, ya que no se sabe lo que es en este momento, y no sólo desde el punto de vista geográfico o físico, es que no se sabe de que Europa estamos hablando. Pensar en la península Ibérica en el actual contexto europeo, no tiene demasiado sentido. Es decir, somos una parte menor, aunque es cierto que España tiene peso, pero no tanto como para reorientar en otra dirección los destinos de Europa, que según sus máximos representantes, es un proyecto social que ha fracasado, porque no logra conciliar intereses. La respuesta es que no hay solución, porque cada uno está tirando de su lado.

¿Cuál es su relación con la cultura catalana?
No tengo mucha. Es decir, para mí, lo más inmediato de la literatura catalana es la literatura traducida al castellano, porque yo no leo el catalán. A lo mejor, si hiciera un esfuerzo, si podría hacerlo, pero la verdad es que no tengo tiempo. Entonces, la cultura catalana me ha llegado de esta manera durante todo este tiempo. En fin, en el pasado, era obvio porque el catalán de alguna forma era un idioma evidentemente prohibido. Por tanto, lo que podía llegar, llegaba por el castellano. Hay autores catalanes que yo admiro muchísimo, como Eduardo Mendoza, Juan Goytisolo, Manuel Vázquez Montalbán, que escriben en castellano. Esa es una realidad que Catalunya no puede tener ahora: artistas y escritores de primera y de segunda categoría, según escriban en catalán o castellano. Pero tampoco es un caso único. Un gran escritor gallego, como era Gonzalo Torrente Ballester, un gran escritor, de lo más grande que ha nacido en esta tierra, bueno, escribía en castellano y eso no significa que no fuera lo más gallego que se pueda ser, porque Torrente era un gallego, un gallego que escribía en castellano. ¿Y qué?. Es que esta guerra de los idiomas me parece un poco tonta.   

¿Es posible la erradicación de la pobreza en el mundo?
Yo sólo soy escritor. No me pida recetas o soluciones, porque no las tengo. Lo que yo digo es que, nosotros, como especie salida de África hace 50.000 años, hemos vivido decenas de miles de años en las cavernas, como trogloditas, luchando por sobrevivir. Poco a poco, entramos en lo que llamamos la civilización, la cultura, la agricultura y todo eso que ha constituido la larga marcha de la Humanidad, hasta llegar al punto en el que nos encontramos. Pero el problema sigue siendo que nunca se ha podido vencer el hambre y la miseria.

En la Edad Media, por ejemplo, es que ni tan siquiera se podía hacer una cantidad de cosas que hoy se pueden hacer. El problema es que se puede, pero no se hace y, entonces, lo que está pasando es que siempre ha habido ricos y pobres, si bien antes existían menos ricos y los pobres eran muchísimos. Ahora, aumentaron los ricos y hay muchos más que hace 50 o 100 años, mientras que los pobres se han multiplicado. Y, sobre todo, hay que tener en cuenta que la distancia entre los que tienen y los que no tienen, sólo guarda paralelismo con la distancia que existe entre los que saben y los que no saben. Lo que hay aquí son dos cosas: los que tienen y los que no tienen, y los que saben y los que no saben. Y los que no tienen, son los que no saben y son condenados desde que nacen.

Y ese es uno de los dramas de la Humanidad. Personas que nacen en el Apocalipsis y que viven toda su vida en el Apocalipsis y no tiene ninguna esperanza. Y, ante esta realidad, no pasa nada, porque somos estupendos y pertenecemos a una clase social determinada. Yo creo que vivimos en una especie de burbuja que nos defiende de lo que pasa afuera. Pero hay que tener consciencia de ello, porque lo que está pasando afuera es un crimen, es un crimen…Y este mundo no tiene solución e, incluso, le digo más. Es una frase que seguramente le sonará retórica, pero, aún así, se la digo: No nos merecemos la vida, ¿entiende lo que le estoy diciendo?, no nos merecemos la vida…

¿Es posible la paz en el mundo?
Bueno, todo es posible en la vida, pero lo que hace falta saber es si realmente es posible. Hasta ahora, no lo ha sido y mira que llevamos un montón de años aquí. El problema estriba en que, al lado de las grandes guerras que entran por la puerta grande de la historia, siempre ha habido una gran cantidad de conflictos locales en todo el mundo. Imaginar al hombre, al ser humano, como un ser pacífico, es completamente imposible. Pertenecemos, quizá, a la especie animal más depredadora que existe en el Planeta. Es decir que el hombre es el único animal que tortura a sus semejantes. Lo planteo así, y yo, por lo menos, he llegado a esta conclusión y, en realidad, no nos merecemos mucho respeto como especie.

¿Qué puede ocurrir cuando la China y la India alcancen los niveles de desarrollo de Occidente?
No tenemos ninguna idea de lo que puede pasar. Hace años, Humberto Eco decía que el día en el que todos los chinos empezaran a usar papel higiénico, se acabarían todos los bosques de la Tierra. Es decir, vamos a entrar en un tiempo que es imprevisible. Yo me pregunto, ¿las previsiones de un grupo de personas que, a finales del siglo XIX, se pusieran a pensar cómo será el final del siglo XX, se confirmarían?. Especular ahora sobre cómo será el mundo dentro de 50 años, no tenemos ninguna idea y lo mejor es no pensar.

¿Qué reflexión le merece el hecho de que el dictador Pinochet  muriese, precisamente, el Día Mundial de los Derechos Humanos? 
Es sólo una coincidencia, salvo que no ha podido sobrevivir al impacto de la conmemoración de los Derechos Humanos. En el fondo, ya antes estaba muerto, sólo que había que enterrarlo y, para ello, se necesitaba una formalidad más, que era cerrar los ojos.

Así, de forma tan lacónica y contundente, se ha expresado José Saramago, para reafirmar su conocido mensaje ético y denunciar la orgía consumista de los países ricos, en contraposición con las injusticias y los desequilibrios sociales que aquejan a una inmensa mayoría de la Humanidad.